sábado, 20 de abril de 2013

MUNDOS

"Te he escrito un mundo,

¿qué más quieres que te escriba?
Porque te inventaré otro sin más.
Tú sólo dame un momento,
un lugar por donde empezar."

martes, 16 de abril de 2013

CIELO INTERNO

"La realidad se oscureció de repente ante la duda. El futuro que acompañaría a la sombra existiría pronto de una de dos formas: o la costumbre, o el deseo. De hacerse patente la costumbre, la negrura habría llegado para quedarse e impregnar todos los colores del mundo, dejándolos en silencio y apagados hasta nuevo aviso. En caso contrario, venciendo el deseo de todo lo demás, incluso a la vida misma, serían las luces de la razón, del sentimiento, las que impondrían el equilibrio, la energía y el detalle en la mirada. Sin embargo, se trataba del primer segundo de una vida entera, y resultaba difícil discernir lo probable de lo ansiado.

En ese instante, las dudas surgieron de cada sonido, de cada palabra, de cada roce. Las ideas comenzaron a girar, más deprisa cada vez, en un torbellino de confusión e imágenes enfrentadas. El ser y el no ser nadie se mezclaron en el interior. La cercanía, su olor, desataron la razón y la sombra se volvió loca. ¿Las manos decían "sí"? ¿Un "tal vez" quizá en los ojos? ¿Un "no" porque... porque...? Una intriga, al fin y al cabo, en las palabras por llegar. Y la mente de la sombra se apagó, encendida en nervios como estaba. Tras esta breve tormenta, de apenas unos segundos de duración, la calma inundó el mundo de la sombra y la negrura se paralizó. De repente, el cielo negro e interior parecía un lienzo oscuro, pero vacío.

La sombra levantó la vista y se quedó mirando aquel cielo durante un buen rato. La visión ante sus ojos despertó algo dormido en su recuerdo, en sus entrañas... y la sombra le siguió el ritmo. Alzó la palma de su mano izquierda y se quedó mirándola. Inmediatamente después, se la introdujo lentamente en el pecho, a través de su negro exterior. Entonces, la sombra sacó la mano de sí misma, cubierta de luz, de una luz líquida y dorada, cálida, serena, única.

Como sin poder evitarlo, la sombra siguió un impulso que le nacía desde lo más interno y desde el pasado; levantó la mano hacia el cielo negro y, con la luz goteándole entre los dedos, la sombra empezó a moverla frente a su rostro, mirando en todo momento hacia arriba. Poco a poco, con cada leve gesto de su dueño, la mano iba pintando en el cielo con la luz dorada de la sombra. Aparecieron paisajes increíbles, solamente vistos en su imaginación; momentos únicos y todo el haz de sentimientos posibles en aquel interior de uno solo. Miles de estrellas, ríos de luz, ciudades de cristal, noche de luna y palabras, emociones tatuadas en la piel, el color de unos ojos... El cielo de la noche de las dudas de la sombra se quedó completamente iluminado, pintado con la luz del deseo y, sobre todo, con la luz del yo recuperado.

Las dudas surgieron con un roce, un abrazo o unas palabras; el tiempo susurró que con calma. Pasarían unos segundos, unos minutos, unas semanas, y la sombra sonreiría a la duda, agradecida por haberle despertado el interior porque, pasase lo que pasase, se dedicaría a iluminar su cielo, a enriquecer la vida misma con la luz que surgiera de la chispa de un roce, de una mirada, de unas palabras. Y así, la noche no sería noche, sino la tranquilidad del tiempo y el nuevo día de una realidad olvidada.

Entonces, la sombra se sumió en su mundo, contenta por el simple hecho de haber descubierto, en la distancia, una nueva mirada."

miércoles, 10 de abril de 2013

PALABRAS

"Me empiezan a faltar las palabras. Estoy acostumbrado a poner una letra tras otra para describir todo un mundo, y ahora me encuentro solo en mitad de un papel vacío, mirando perdido si por el borde del folio aparece algo. Pero nada ocurre y no lo entiendo. 

La realidad ha llegado a ser un reflejo de mis ojos, calco de pensamientos, imagen del vivo recuerdo del interior que conservo. Con escaso esfuerzo, he impreso para siempre lo que no me preguntan y he buscado la belleza aunque no la llegase a encontrar. He plasmado lo que no se toca, lo que no se ve, lo que nadie entiende; me he visto nadando en mares de ideas vivas y únicas, de ideas que han marcado la dirección del viento. Quedan en pie mis edificios de cristal, mis ciudades de ensueño, mis noches de luces brillantes, de soles y lunas danzando al son de aquellos dos que caminaron juntos y en silencio. También quedan las guerras, las tragedias que convertí en historias inconexas, en fragmentos reducidos e inocuos; quedan allí los desiertos de un sol abrasador y del quemar del tiempo que me atraparon sin salida, perdidos entre seres oscuros arrancados del rincón más profundo de la negrura del interior. Quedan, pues, mis palabras agotadas y vividas, escritas como único remedio cuando el pecho se hincha con la presión del silencio. Y son tantas...

Pero ahora que intento cerrar los ojos y esperar que por mi cielo cruce alguna de estas palabras volando (de las que iniciaron la vida, de las que acabaron con la muerte), toda la oscuridad se llena de letras relucientes, de luces bordadas en mensajes increíbles. Todas estas palabras que ahora vienen son las que deberían ocupar el papel vacío, pero cuando intento cogerlas con la punta del bolígrafo, se diluyen. Desaparecen a toda prisa y se esconden en un lugar lejano al que más tarde llego para darme cuenta de que eres tú.

En ti, mis palabras se pierden como el sonido del vinilo en el viento. No me evitan, al contrario: me guían directamente al centro de su nacimiento. Allí, como recuerdo e imagen encarnada, solamente encuentro unos ojos marrones, una sonrisa y un silencio que, de tan prolongado, se hace eterno, con la única interrupción de lo dulce de una voz. Las palabras se esconden y dan vida poco a poco a un cuerpo, a un rostro, a miles de sentimientos que, por no tener, ni tienen nombre. Aquí se quedan a la vista pero inmóviles, evitando la prisión de mi papel en blanco y yermo.

Contemplando esta escena de locura (sí, locura: por lo sentido, por la falta de apego a todo menos a...), he comprendido que por mucho que lo intente, por miles de páginas que escriba, hay palabras que nunca quedarán reflejadas; al menos no lo haré con tinta. Entiendo que todas estas palabras se niegan porque no me pertenecen, porque la única razón que tienen es vivir por ti, para describir lo que significas aquí dentro.

Así, la próxima vez que nos veamos, te diré con los ojos lo que no puedo decirte con la voz por no ser este tu momento, o el mío. Quizá me puedan los nervios e intente plasmar todos esos sentimientos, pero eso no querrá decir nada porque esas palabras te pertenecen y se quedan inmóviles en su sitio, esperando agazapadas a que se las lleve el viento una noche... hasta ti.

Sólo espero poder verte pronto para sentir todo esto y no imaginar tu figura, y no recrear tanto recuerdo, para que las palabras desaparezcan al tenerte frente a frente y queden deshechas y convertidas, por una vez, en puros sentimientos.

Y esta vez, es por ti."

viernes, 5 de abril de 2013

92 KM

"Esta noche estaba tranquila y el aire frío escampaba la oscuridad alrededor. Hoy, esperando la compañía del silencio, me he encontrado con el sonido de tu voz y sin querer me he ido lejos y dado la espalda a la electricidad de mi piel. Cada momento de calma, de ausencia, se rompe a los meses cuando de repente, cuando sin pensarlo, me encuentro sorprendido ante la luz de unos ojos que un día cerré imaginando playas y caricias de un viento que nunca llegó a existir.

Miles de imágenes y pensamientos se agolpan en mi cabeza al verte y, confundidos, me recriminan lo que pensará quien me lea; pero ya no puedo con más ocultismo, y te lo dije una sóla vez, y entre el humo de cigarros pinté un pasado perdido, exaltado por la imaginación de lo no conseguido. Y lo haré una y mil veces mientras vea el reflejo de tus ojos, el perfil de una figura que deshace el tiempo, el tacto de la piel que duerme en unos recuerdos que, más que vividos, fueron deseados. Y lo son.

Y hoy, con más imaginación que ganas, con más costumbre que sentimiento, dejo vagar por mi cabeza la imagen de quien nunca fue (todavía) para que dé una luz de vida a mi recuerdo. Dejo que inevitablemente pase el tiempo y las raíces de lo imperecedero se sequen al menos lo justo para no seguir recordando lo que siento.

Y hoy, que te veo aparecer de nuevo, maldigo todos esos momentos en que seguiré persiguiendo un segundo, una sóla fracción de tiempo en que mi imaginación volará sola, en que no estaré contigo... momentos en que solamente te recuerdo."