sábado, 24 de enero de 2015

TODO EMPEZARÁ

"Tanto tiempo esperando, tantos segundos consumidos en el principio de una canción... Y los acordes vuelven a sonar. Nota a nota, me veo más en mi interior. Largos silencios de ausencias perfectamente definidas llevan al saber estar de una melodía única. Y, así, al rasgo de la vida, el ritmo se acelera y comienza la emoción. 

Noches de soledad ahogada en cerveza y ritmos perdidos en un mar que no es de dos, que es solamente uno y que brilla por la ausencia de quien debería ser el sol. Noches camufladas de euforia y sentimiento que se funden en lo oscuro del brillo de unos ojos, del espacio entre los dos.

Y, así, poco a poco y en silencio, la música vuelve a hacerse interior. Una melodía inconexa que, por sorpresa, me enlaza con todo lo anterior. Nadie es nada; nada es nada alrededor. Una muestra del pasado, un acercamiento entre los dos. Y es que, aunque no lo parezca, esto podría ser una llamada de auxilio, de alguien y de algún corazón. Esto, aunque no lo parezca, es un universo escondido y brillante que se extiende, de nuevo, entre los dos. Y esto, aunque ni yo lo quiera, es el principio de un recuerdo de lo que nunca fuiste tú, de lo que tampoco he sido yo. 

Ya está bien de servidumbre autoimpuesta, de fachada de indulgencia y comprensión. El mundo se llena de miradas indiscretas, indiferentes, y únicamente cargadas de una intención trasnochada y viciada, ausente del deseo más puro, del más secreto rincón.

Y, entre tanto, unas luces de una noche tan deseada como ficticia, como ficticia fuera aquella otra conversación de invierno en un lugar prohibido pero, al fin y al cabo, en un rincón. Y, entre tanto, unas flores de vivos colores que adornaron entonces cada oscuro espacio interior. Una ficción increíble, descrita y olvidada en unas hojas mal encuadernadas que quedarán perdidas en alguna habitación.

Pero todo pasa y las flores que se secan quedan guardadas, en un marco, colgadas de las paredes de una casa abandonada, dejada a la suerte del tiempo que quisiera venir. A la suerte del adiós...

Y, si "adiós" es por principio, al final únicamente seré yo. Y, si "adiós" es lo adecuado, dejarían de existir imágenes reflejadas en mil y un puntos de mi interior. Y, si es así lo que conviene, no existirás nunca más, ni en imagen, ni en recuerdo, ni tan siquiera en intención. 

De intenciones, precisamente, se nutrió la vida largo tiempo; de intenciones tan obligadas como por gusto, que dieron combustible a un mundo privado y desconocido del resto, de los demás. Pero el fuego se hizo el amo y todo ardió y quedó completamente calcinado. Así tenía que ser. El resto del mundo, de esa porción de belleza que escapaba a la simple vista de la imaginación, por real, quedaba inerte bajo el fuego de unos ojos nuevos, de una mirada aprendida, de la apariencia de un amor.

Pero no. Que rompa el odio y todo muera alrededor. Si no pude tener el objeto de mi deseo, de tantas noches de espera y desesperación... Que rompa el odio. Que rompa, que nada más he conseguido hacer con el corazón. Ni bosques de piedra, ni la fantasía de lo evocado en tantas noches de perseguir sueños.

Por ello, todo muere o se fosiliza en el recuerdo de aquello que se sintió, perdido en primera instancia y recuperado más tarde en una ilusión. Porque ilusión es, al fin y al cabo, aquello de por un casual rozar esos labios, de dejar la huella de un simple "qué se yo...". Ilusión, después de todo, cuando el mundo se funde y desaparece al ver esa silueta alrededor. Pero te olvidaré, no pasa nada. Olvido como recurso al no hacer caso, al sentirse ignorado a pesar de intentar lo posible, de no cejar en el empeño, de conseguir que abras los ojos a todo aquello tan oculto, tan extraño... a todo aquello que soy yo.

Aunque es cierto que estas luces que veo, reflejos de yo qué sé, no son más que ilusiones de otra posibilidad, de otro mundo tan sumamente distinto en el que, quizá, no haya hueco para que esté yo.

Y, al fin y al cabo, las cosas se terminan, como termina la paciencia. Los monstruos se agolpan en la entrada de la vida y, si bien quise y necesité dejarlos entrar y dictar cada segundo, ya no son bienvenidos y harían bien en quedarse afuera. Y, si afuera debe estar tu mirada, ahí quedará convertida en otro monstruo más, en ser extraño sin permiso que no  volverá a entrar.

Pienso incendiar campos, dejar tierra yerma alrededor para matar tanta mala hierba, que pobló rincones, incluso praderas, pero que siempre dificultó la comprensión. Arderán lugares escondidos y, con ellos, las musas del pasado. Voy a hacer quemar toda la historia para, como un fénix de humo y sangre, volver a todo como una nueva oportunidad, olvidando lo ocurrido, todo lo anterior. Si no entra, no entra; que muera. Que muera si no voy a ser yo.

Todo empezará de nuevo sin nadie, con el olvido, con la tristeza que da paso a una alegría posterior. Todo empezará, en un futuro, cuando haya enterrado este presente de esfuerzo inútil y obstinación. Todo empezará, y estoy seguro, cuando olvide que ni tú eres tú, ni yo soy yo."

domingo, 4 de enero de 2015

UN AÑO MÁS

Este último año de 2014 he tenido el blog algo descuidado; hay meses en que no he publicado absolutamente nada, pero no ha sido por falta de ganas, sino por falta de tiempo, a pesar de que he intentado encontrar el momento para escribir ciertas cosas, que aquí han quedado. En fotografía tampoco es que haya mucho, que digamos, pero si escribir es complicado sin tiempo (y normalmente necesito más o menos media hora para hacer un texto corto de los que acostumbro), ir a hacer fotos al campo o donde sea se convierte en algo que hay que planear muy bien.

La razón de toda esta falta de tiempo es la cantidad de cosas en que me he metido este año pasado, casi desde enero. Por una parte, no he dejado de traducir (espero que pronto pueda dejar en el blog enlaces a los libros ya acabados). Y esta actividad de cambiar palabritas me ha llevado a otro proyecto: participar en el rodaje y de un documental. Pronto será el estreno y promete ser algo bastante especial. La película trata sobre Joan Castejón, un gran pintor y escultor, a mi juicio, que también ha ilustrado uno de los libros que he traducido. Hacer cosas siempre nos lleva a hacer más cosas... Y se me olvidaba que también he publicado un par de artículos en una revista nueva, qué memoria.

Me pareció una gran coincidencia llegar a conocer a este artista precisamente en 2014. La razón, que a principios de año (en enero justamente) decidí que era hora de aprender a dibujar. Me apetecía. El caso es que un día me compré unos lápices de distintos calibres (¿se dirá así?) y empezar a probar sin más. Tengo que decir que siempre he sido un poco inútil para el dibujo o la pintura, un maestro del colegio se encargó bien de que me quedara claro en cierto momento... Y, bueno, probando y probando, y pensando en lo que quería conseguir y en cómo hacerlo desde mi falta de conocimientos, llegué a esto:



Esta cara fue apenas el tercer dibujo que hice, y el primero en el que estuve más de una hora dándole al lápiz; quince, fueron concretamente las horas que rondaron hasta que acabé. No es que sea perfecto, pero me sorprendió haber dibujado algo así, yo que siempre he estado "frustrado" porque mi imaginación tiene poco de visual, veo más conceptos que formas, por así decir.

Fue una gran satisfacción porque, si bien siempre me ha dado envidia (sana) la gente que dibuja bien, además recuperaba un recuerdo de cuando era un niño. Mi abuelo pintaba unos cuadros que siempre me han encantado, y ninguno de sus nietos heredamos esa habilidad. Yo le pedí que me enseñara a hacer tallas de madera, también preciosas las que hizo, desde mesas a juegos de ajedrez o rostros, pero la pintura se quedó pendiente. Después de unos veinte años, quizá más, he conseguido algo que quería desde pequeño, y además sin entender cómo, así, de repente...

Pero esto me ha llevado a pensar de una forma que no había hecho hasta ahora, y es en la manera de hacer las cosas y la capacidad que tiene el ser humano de aprender, en lo que hace falta y, en definitiva, en la actitud. Y es que creo, ahora, que aprender es actitud, y que todos somos prácticamente iguales cuando nacemos (con muchas excepciones, claro), y por ello disponemos de las mismas capacidades, groso modo. Entonces, lo que hace que una persona sea capaz de desarrollar unos conocimientos o de simplemente adquirirlos ya no es el hardware con el que viene, sino la forma de utilizarlo. Como he dicho, tengo una mente más conceptual que visual, por lo que tengo más facilidad para aprender conceptos que recordar formas, por ejemplo; me quedo con la historia de la película, no con la escenografía, la fotografía o la banda sonora. Así, una persona que entienda muy bien lo gráfico, verá más fácil aprender las cosas con dibujos, con esquemas y con la información bien estructurada, quizá. 

En resumen, cada uno tiene una mente y, mucho más importante, una forma de ver las cosas. Lo que hay que hacer (en cuanto a los maestros) es explicar los conocimientos de acuerdo a quien los vaya a recibir; en cuanto a uno mismo, hay que encontrar la forma en que más rápido y con más calidad se pueda aprender algo. Y esto, al fin y al cabo, pasa por la actitud que se tenga, por pensar que todos somos iguales y si alguien puede hacer algo, yo también; sólo hay que buscar la manera y no pensar antes de tiempo que no se puede hacer. El NO es una palabra muy peligrosa. Para subir una escalera hay que ir escalón a escalón, no se puede de un salto, todo es averiguar cómo se sube un escalón.

Con esta forma de pensar, intenté enseñar a dibujar a algunas niñas del cole donde trabajo (los niños pasaban del tema), y una de las que decía que no sabía dibujar, de repente dejó de decirlo e hizo esto, copiando otro dibujo mío:


Yo no toqué el dibujo, aunque claro que le dí consejos que yo creía adecuados. La niña, de diez años, acabó sintiéndose rara porque cuando le decían que dibujaba muy bien, le parecía que no era a ella, que no había dibujado nunca algo así. Cambió la actitud y, de no dibujar por pensar que no sabía, empezó a probar lápices, intentó hacer cosas con carboncillo, difuminos, colores... Cambió un "no" por un "me da igual y voy a probar".


En fin, solamente quería hacer un poco de balance sobre el 2014, ya que la actividad por aquí... Pero he estado haciendo cosas, y muchas. Y este año espero que la cosa vaya a más y que se materialicen otros proyectos que llevo detrás: que se editen las traducciones, hacer un videojuego, diseñar aplicaciones para móviles, grabar un disco y aprender a tocar la flauta travesera. Veremos lo que puedo acabar de ahí, que cuando me paro a pensar, poco no es.

Feliz año y que el 2015 sea especial, por el motivo que sea... Y gracias a quienes seguís pasando por aquí de vez en cuando después de siete años ya, que se dice pronto.