viernes, 23 de marzo de 2018

A VOSOTROS

"A los futuros muertos, hay pocas palabras que os pueda decir. O muchas.

A vosotros, que moriréis ciertamente un día, lejano o no, deberían quedaros claras unas cuantas cosas que parecéis no acabar de tener el seso suficiente para entender; o bien, disponiendo de la capacidad necesaria, sois u os habéis convertido en unas fieras psicópatas sedientas de una sangre de papel moneda que nunca parece saciaros. Esa sed, el hambre de poder desmesurada —desmesurado, al tiempo— no os convierte en otra cosa que en ciegos que caminan a tientas con fusiles a modo de brazos, abriéndoos paso entre una multitud que no tiene un lugar donde caer muerta.

Vosotros, pedazos de materia en descomposición, no merecéis ni el más mínimo aliento utilizado en vuestra existencia. No merecéis nada, ni la luz que os toca cada día. Por no merecer, lejos estáis de llegar a ser dignos de tanta muerte como provocáis a vuestro alrededor: vida, cultura, libertad. Y es que todo ha muerto con vosotros, con esta raza de escoria a la que representáis desde vuestras butacas acolchadas, desde esas poltronas tapizadas de desidia y hartas, hartas hasta lo más profundo de aguantar vuestros traseros. O vuestras bocas, si es que las utilizáis para distinto cometido.

Vosotros, que destrozáis por doquier, que no respetáis ni lo más sagrado de la vida —vida que somos nosotros, todos—, estáis en el camino de una muerte segura. El tiempo no perdona a nadie, y menos a aquello que ya está en descomposición. Y es que, recién nacidos como fuisteis algún día, la muerte ya fluía alrededor. La trajisteis... La trajisteis con vosotros y de ella mamasteis hasta convertiros en la masa corrupta que sois hoy en día, bulbosa, fétida, reptante y con esa sonrisa de maldad pura. Nada os salvará porque nada hay que salvar de vosotros.

Pensad, si es que os da esa nuez que tenéis por cerebro, que nosotros somos más, muchos más. Quizás ahora nadie abra la boca, quizá los brazos del mundo queden inertes ante la agresión, quizá los pasos de muchos no caminen juntos... Quizá, pero solamente quizá, y de momento. Porque llegará el día en que no podremos soportar más, en que os hayáis convertido en la representación del mal en este planeta. Para mí, desde luego, ya lo sois. Pero llegará ese día en que el mundo se canse de vosotros y pida vuestras cabezas, y que no sea literalmente... 

Seguid la senda que os encontráis marcada, esa que solamente brilla en oro, seguidla; seguidla, seguidla que al final encontraréis una multitud de estacas, de palos, de hachas, de mazas, de dientes apretados y listos para desgarrar el tiempo que los ha mantenido esclavos de algo que ni tan siquiera podían conseguir, la carne que los ha mantenido cautivos, muertos y revividos en un sufrimiento ni merecido, ni posible de soportar. Volverán aquellos que ya han caído, esos que lleváis a vuestras espaldas aunque no os deis cuenta porque sois ciegos a más no poder. Volverán. Y quizá no seáis vosotros, ni puede que lo seáis mañana; pero lo seréis, vosotros o vuestros hijos, los hijos del mal y de la demencia. 

Y a vosotros, los que no sois ellos, los que no buscáis la sangre en cada billete, los que nos quedáis idiotizados por las ideas más ridículas, más alienantes, más de moda, a los que podéis ver que existe cierta luz y que hay quien la pretende apagar: armaos y gritad, dejáos la garganta en deshacer la opinión de esa casta de escoria que hemos cultivado como un germen que se escampa. Armaos de rabia, de ira, de sana ira que os empuje a actuar. Armaos del conocimiento que ellos no tienen, de las ansias de saber. Armaos del respeto que esta gentuza nunca ha sido ni definir, ni entender, ni practicar... Armaos de todo lo que ellos parecen defender, eso que dan al ojo que todo lo ve, pues es lo que, por detrás, ni tan siquiera buscarán. 

Y a los futuros muertos de la historia, después de todo, poco más os puedo decir."